En 1956, Jim Berger, de 12 años, quería construir una casa para su perro, así que le pidió a Frank Lloyd Wright que le diseñara una.
El arquitecto ya había diseñado la casa de los padres de Berger, con lo que ya conocía al chaval, así que realizó una serie de planos que encajaran con el estilo de la casa, y en 1963 la familia construyó el diseño planteado para albergar a sus perros. Lo que pasa es que a los perros no les gustó el diseño y jamás durmieron en ella.
vía: Neatorama
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